Thursday, July 26, 2007

El tiempo que nos queda

Hola amigos…

En unos minutos salgo para visitar mi hijo y mi nieto, pero sentí la compulsión de enviarles este mensaje antes de salir. Esta noche, únete conmigo a considerar si estamos usando bien el tiempo que nos queda.

Un abrazo

Alberto

Wednesday, July 25, 2007

Friday, July 20, 2007

Dia Internacional del Amigo

Me cuentan que la idea del Dia Internacional del Amigo fue ideado por el argentino Enrique Ernesto Febbraro, profesor de sicología, filosofía, y odontólogo, el 20 de julio de 1969 inspirado por la llegada del hombre a la Luna.

En conversación con el director de Prensa del Rotary Club, el Dr. Febbraro, enfatizaba : "Mi amigo es mi maestro, mi discípulo y mi condiscípulo. Él me enseña, yo le enseño. Ambos aprendemos y juntos vamos recorriendo el camino de la vida, creciendo. Sólo el que te ama te ayuda a crecer".

Felicidades mis amigos!

Alberto

Wednesday, July 18, 2007

“Así que usted es el famoso…”

Mi mayor preocupación en esos días era cómo realizar sin cerrar puertas detrás mío, la transición de mi viejo empleo al nuevo. Eran tiempos de cambios en la nueva era de los años 70s, la tipografía metálica comenzaba a ser desplazada por la fotográfica y computacional. Había que mantenerse profesionalmente actualizado. La política, que siempre fue una actividad extraña a mis pensamientos, era mas extraña aun en este país al que me estaba acomodando.

Pero no podía despreciar la invitación de mi buen amigo Oscar, que era un importante contribuyente a la causa del Partido Demócrata de New York. Pensaba también, que la reunión organizada a beneficio de la campaña electoral del candidato hispano, podría exponerme a clientes potenciales para mi futuro proyecto de independencia laboral.

Con la cordialidad que la situación exigía, y mientras nos mezclábamos entre los invitados con esbeltas copas de champagne balanceándose en las manos, fuimos progresivamente presentados a las figuras mas prominentes del evento.

Después de un velorio, no puedo imaginarme que otro tipo de reunión puede producir conversaciones mas inanes que las de recolección de fondos políticos. Lo que había supuesto seria una interesante experiencia se estaba tornando en una de las mas tediosas; eso fue hasta que Oscar, tomándome del brazo me susurra, “Alberto, vení que quiero presentarte a un muchacho de Córdoba.”

Nos arrimamos a un grupo bullicioso de gente que reconocí inmediatamente como Argentinos. ¡¿Quién puede confundir el arrogante acento porteño?!

Y fuimos presentados uno a uno. “Alberto, te presento a José” me dice Oscar poniendome frente a ese bien vestido joven, no mucho mas joven de lo que yo era entonces.

--“Mucho gusto, José Martí”

--“Mucho gusto, Alberto Halac” contesté.

--“¿José Martí? Como el prócer cubano…” dije intentando proseguir la conversación. “Así que usted es de Córdoba…¿De que parte?”

José me miraba sin responder, como si su atención hubiera sida atraída por otra cosa que no era la banalidad de mi pregunta.

--“Que casualidad… “ continué tratando de seguir otra línea mas interesante de conversación, “yo tenia un profesor que se llamaba José Martí…”

--“¿Usted fue liceista?” me pregunto sin dejar que termine mi frase.

Con instintiva cautela confesé que si, efectivamente había sido cadete del Liceo Militar Gral Paz…

--“Aaaahhh… Así que usted es el famoso Halac!” respondió abriendo mas las ojos.

--“Yo soy hijo de José Martí, el profesor de música… ¡Pepe Napia! Mi papá siempre se acuerda de usted pero no en los mejores términos!”

La oportuna intervención de Oscar me rescato de pasar mas vergüenza, el “candidato” se arrimaba con la mano extendida para agradecer nuestro apoyo, y yo, aprovechando el movimiento de cuerpos para hacerle lugar dentro del grupo, me escabullí hacia la salida para refugiarme en las sombras protectoras de la noche.

“¿Que fue todo eso?” me pregunto Oscar cuando nos reencontramos para el regreso a casa. Y tuve que explicárselo

…………………

Pobre Pepe Napia… se había ganado su apodo por la extraordinaria dimensión de su nariz que empujaba sobre su pipa con toda la dignidad que le era posible.

José Martí era nuestro profesor de música. Bueno… fue mas que eso, él se convirtió en epitome de la creativa perversidad de nuestros desbordes estudiantiles. En un episodio del que cada promoción querría haber sido protagonista, se había intentado convencerlo que fumar la pipa podía conducir a una temprana sordera—inaceptable final para un amante de la música como él. La campaña alcanzo su climax durante una de sus clases en el anfiteatro de música, donde todos nos pusimos de acuerdo para gesticular el canto sin emitir sonido alguno, y mantener la farsa hasta su inevitable final: La clase castigada.

Pero quizás el recuerdo indeleble que él pueda conservar de mí específicamente, sea por mi participación como miembro del comité estratégico para posponer una prueba escrita que no nos encontraba preparados.

La novedad esa semana era el invento de un pequeño fuelle construido con papel, que podía ser usado para fumigar el ambiente con partículas de gas o polvo y con increíble eficacia.

Con acelerado nerviosismo, recuerdo, los 20 y pico cadetes de esa clase llenando nuestros fuelles con polvo de tiza y tierra laboriosamente tamizados para facilitar su dispersión aérea que iniciamos apenas unos minutos antes que la clase comenzara. Todas las puertas fueron cerradas, y cuando el aire se tornó tan denso que no era posible distinguir que había mas allá de un par de metros, la puerta del aula se abrió bajo la mano firme de Pepe Napia.

La silueta de Pepe Napia se podía divisar a contraluz entre la flotante polvareda, deteniéndose un momento ponderando como manejar la situación. Una voz, tal vez de la un arrepentido participante, se escucho preguntar “Quiere que abra las ventanas profesor?”.

“¿!No!?” respondió con energía Pepe Napia, “¡Deje que se cocinen en su propia salsa!”, y con la misma dignidad con que empujaba diariamente su nariz, el profesor Jose Marti condujo su examen hasta el final.

Hoy al narrar este episodio recuerdo con una sonrisa y bastante melancolía, esos años cuando nuestra única responsabilidad era usar bien el tiempo en nuestro propio beneficio. Y no puedo evitar sentir un poco de remordimiento por los malos ratos que le hicimos pasar a nuestros profesores, ellos no hacían más que ayudarnos en la difícil transición de niños a hombres.

Con toda sinceridad, quiero expresar al profesor José Martí mi agradecimiento por lo que hizo por mi educación.

Un abrazo,

Alberto

Tuesday, July 17, 2007

Primera Lección

Unos le llaman ingenuidad, otros dirán que es pura bobería, pero hasta esa edad, todo había sido casi perfecto. Tranquilidad y seguridad familiar, un buen trabajo, el primer amor, buenos amigos… y los primeros arañazos de la picazón del viajero. Todo era claro y sencillo, no había descubierto todavía la malicia adulta ni las astutas artimañas políticas. Amigos eran todos aquellos con quienes me asociaba en alguna inconfesable picardía o en alguna soñada aventura.

En la edad de las ilusiones, sueños de estilista de automóviles en un mundo por conocer.

Ya había dejado de ser atractiva la quinta donde mis viejos me enviaban de vacaciones, el mundo, me imaginaba, debe extenderse un poco mas allá de Embalse y Río Tercero, debe haber otros colores, otros aires, otra gente.

Con mi padrino de confirmación—proveedor del Leprosario J. Puentes—mi experiencia viajera ya había llegado hasta la localidad de San Francisco del Chañar, una población levantada sobre la histórica Posta El Chañar en el "Camino Real del Alto". Yo ambicionaba un paso mas adelante.

Esa ambición permaneció dormida hasta sentir entre mis piernas el vibrar ansioso (no se empiecen a hacer el bocho!) de mi primer vehículo: la DKW 125 cc. de dos tiempos, negra, con cromados impresionantes. Mi “amigo” Carlos, compañero de trabajo en la antigua IKA me demostraba un interés similar cuando yo compartía mis sueños en reuniones y conversaciones, y naturalmente, ambos unimos nuestra afinidad en el planeamiento de un “viaje al norte”—el “norte” siendo Bolivia—, él en su motoneta Siambretta 125, y yo en mi flamante DKW.

Con la frente ceñida de preocupación, mi madre nos dio la despedida en la madrugada de un radiante día estival. El mundo me abría sus puertas ofreciéndome la primera lección sobre la amistad, la verdadera amistad.

Las peripecias del nuestra travesía—incluyendo el encuentro con Yul Brinner, Tony Curtis y sus atractivas parejas, y nuestra participación en el filme “Taras Bulba” —son material para otro artículo; el foco de esta historia es el gesto espontáneo que une o separa en una relación humana.

Antes de llegar a nuestro destino prefijado en La Quiaca, ya habíamos agotado nuestros recursos monetarios—o así parecía--, y haciendo el ultimo balance, pusimos en un fondo común nuestros dineros que calculábamos nos alcanzaría apenas para afrontar los gastos de combustible en llegar a destino y nuestro viaje de regreso. Los demás gastos quedaban en manos de la providencia y nuestro apoyo mutuo.

A pecho abierto en nuestros fieles transportes emprendimos el regreso. Los últimos pesos nos habían permitido cenar frugalmente la noche anterior. Con la vista al sur, cruzando un olvidado pueblito del sur salteño, imaginaba el desayuno servido por mi vieja: café, pan criollo y mucha manteca! Queriendo compartir la fantasía con mi compañero de viaje, mire hacia atrás, y al no encontrarlo detuve la marcha.

Preocupado por no verlo aparecer detrás mío, volví sobre la ruta ya transitada llegando al pueblito que terminábamos de cruzar, y a la vuelta de la primera esquina, bajo un frente de barro adornado con la leyenda “Confiteria” se apoyaba la familiar Siambretta cubierta de polvo.

Sus ojos sorprendidos se encontraron con los míos mas sorprendidos todavía… quedamos inmóviles por unos segundos, él con un mordisco de pan en la boca, y yo con una puntada en el pecho. Carlos había guardado sin compartir parte de sus recursos, y yo aprendía la primera lección en discriminar entre un amigo y una imitación barata.

Con las primeras metas viajeras conquistadas, mis compañeros de trabajo reconocen la hazaña.

Un abrazo,

Alberto

Sunday, July 15, 2007

No hace falta tanta historia…

Casi siempre, los amigos—los amigos verdaderos—comparten una parte grande, o una parte profunda y significativa de sus historias. Tiempo y experiencias compartidas los hacen más expertos en nuestra geografía física y psíquica que nuestros propios padres. Si uno ha tenido la suerte o el infortunio (!) de convivir por años desprovistos totalmente de privacidad bajo un mismo techo, comiendo de un mismo plato, soñado las mismas pesadillas y unidos en una resistencia común contra la autoridad institucional—como es este colorido collage humano de la 9ª. Promoción—ellos conocerán más que nadie nuestras debilidades, secretos y fortalezas.

O, igualmente, si uno ha tenido la mala o buena suerte de meterse en un mismo bote empresarial y enfrentar y sobrevivir juntos sus avatares, comprobando otra vez que lo importante no es lo que nos pasa sino lo que nos queda.

Cada uno habrá tejido y conservará una hilacha del tapiz de nuestra historia. Ellos son, parafraseando a Oscar Wilde, “los verdaderos amigos que no te clavarán el puñal por la espalda, sino por el pecho”.

Pero no siempre es así, no siempre hace falta tanta historia. También, como escribiera el ensayista Ingles C. S. Lewis, “la amistad nace en ese momento que una persona le dice a otra: ¡¿Qué?! ¿Vos también? Yo creí que era el único que…”

Así encontré otro de mis buenos amigos, Roberto Cardozo, como mosca en la leche… no no, esta no es una buena analogía! …mas bien como un chispazo en la penumbra, en medio del desordenadamente egotista mundo de los negocios. De nada más que cliente a nada menos que desinteresado y leal amigo… un salto bastante inusual en mi experiencia.

¡Click!

¿Vos también te entretenés en esas meditaciones filosóficas?

¿Vos también ves la injustificada distancia entre lo que es y lo que debiera ser?

¿Vos también disfrutas del arte?

¿Vos también aprecias el valor de la familia?

¿Vos también consideras tan importante la educación?

¿Vos también haces todo lo posible por hacer lo correcto?

¡Y yo que me creía el único…!

No intento de manera alguna atribuir solamente a Roberto estas admirables cualidades, todos mis amigos las poseen; ellos, despues de todo, han modelados las mias!. El punto es simplemente, la forma como uno las descubre en ellos, y como se las asimila.

Visité a Roberto y su familia durante mi último viaje a Argentina, y con ellos pasé uno de los mas placidos días de mi estadía. Cada vez que salgo de mi casa, siento la presencia de Roberto que me saluda desde su pintura a mi izquierda—y la de Susana Bertoldi desde la suya a mi derecha.

Con la familia Cardozo: Carolina, Miri y Miriam. Roberto, detrás de la cámara, es controlado con la mirada atenta de su esposa.

¡Uppppsss! ¿Que pasó?


Un abrazo,

Alberto

Saturday, July 14, 2007

Dice que no se equivocó…

Con su peculiar humor de sabor a paloapique y sancocho venezolano, Vicente me hace llegar un conmovedor recuerdo de los tiempos cuando nos creíamos capaces de tomar al mundo por los cuernos y ponerlo a nuestros pies.

Transcribo su nota para quienes no hayan recibido copia de su envío. Para proteger a los inocentes, se publica con el mínimo de censura que la decencia y las buenas costumbres me obligan a aplicar.

Un abrazo.

Alberto.


Alberto, definitivamente contigo no me equivoqué desde un principio.

Inicialmente te relacioné con mi médico de niños en la Sociedad Española de Socorros Mutuos: el Doctor Halac pero que vá...

El doctor era un doctor y tu un "turco flacucho jodedor", alli por marzo del '53 en el patio de armas y con Manzanares, Dashcanso y el del Paso Redoblado (suave...lento y... progresivamente) supervisando hasta nuestros bípedos pensamientos.

Te recuerdo haciendo lo "deberes" del curso por correspondencia. (secreto muy bien guardado por mi, hasta ahora...) y nunca te habrías imaginado como ello influyó hacia el futuro... cuando instalé en calle Caseros a la vuelta de mi facultad de arquitectura la imprenta y Agencia de Publicidad Directa CIFO IMPRESIONES... casi al lado del Kiosco de Lotería de Vallozi.

Y la realidad actual, no puede ser más patente, cuando se de los éxitos de mi hija Maria Julia en Memphis, Tennessee. La cual, y ustedes dos ignorandoló, son ahijada y padrino de una vivencia que tuve hace más de treinta años. Su periódico se llama Prensa Latina, por si es de tu interés.

Acabo de leer tu última entrega y estoy viendo un futuro discurrir de historias, que si esa cuerda de viejos quiere teclear sus recuerdos, podría (para envidia de todas las otras promociones) constituír un impacto más grande que el que significó Jardín Florido, El Chucaro o hasta me atrevo a decir Atahualpa Yupanqui ( y que Jairo me disculpe) en el patrimonio de nuestra docta.

Me sentí identificado con tus aventuras con [Cesar] y luego en Canadá. De esté último, guardo un tremendo recuerdo de Casa de Pedro en Montreal -Rue St.Catherine- y de [Jose] Ru, cuando ambos durmieron juntos en Alicante, no te envidio, por ser testigo presencial de sus aventuras con en (a la vuelta de mi casa).

La próxima te la acompañaré con una foto en medio de la discusión que tuve hace un par de años con tu presidente www.bush; alli en Washington

Un fuerte abrazo del lechuza que te desea lo mejor para ti y los tuyos, estés donde estés.

Vicente Calvo

pd: Interrumpí a las 22:00 hs. exactas éste correo para leer el orgasnograma del Cabezón. Que bueno. ahora un whisky y a dormir. Chau amigo.

Gracias Guille

From: amayaguillermoabel
To: alberto_halac

No puedo, por ignorancia, incorporar en tu blog ya que te enviaba un comentario. Un saludo y recuerdo.

From: alberto
Hola Guille,
mandame tu comentario por aquí, por mail, y yo lo pongo en el blog. Los comentarios me ayudan a seguir escribiendo.
Un abrazo,
Alberto

From:guillermo
Lo que hacia referencia es al hecho de la soledad que se debe sentir al emigrar y que además me hubiera gustado contar con recursos como para viajar y visitarlos. De todos modos por este medio me comunico con quienes son una parte muy importante de mi juventud. Un abrazo grande para todos mis camaradas

From: alberto
Te comprendo bien Guille, Gracias por tu comentarios y tus deseos.
Gracias a este medio, podemos en parte realizar lo que deseamos, y mantener palpitando esos retazos de nuestra juventud antes que se pierdan por completo.
Un abrazo.
Alberto

PS. Porque valoro tu comentario, y como te lo dije antes, publico en tu nombre este pequeño dialogo.

Friday, July 13, 2007

Gratificaciones inmensurables: Encontrar y ser encontrado.

Encontrar…

Desde que comencé a pensar por primera vez en emigrar a Estados Unidos lo sabía. En conversaciones con parientes había podido bosquejar la historia de esa prima de quien me quedaba solo una vaga memoria. “Hace años que vive en Canadá” —me dijeron sin precisar exactamente donde—“no te puedo decir nada mas.”

Deseaba encontrarla, saber más de ella, conocer si existían algunas motivaciones comunes entre su emigración y la mía. “Vive en Toronto” —me informa finalmente mi primo Raúl—pero desconozco su dirección.”

Eso fue suficiente para fijarme la misión de buscarla. Pero pasarían algunos años hasta tener la oportunidad de hacerlo, y cuando llegó, emprendí con mi esposa la marcha desde New York hacia el norte, en mi primera adquisición motorizada—un fiel Dodge dorado que tiempo después, ya en sus ultimas pistoneadas, me resultaría casi imposible desprenderme de él.

Mi fiel Dodge

Toronto es una hermosa ciudad, con una población diversificada y multicultural, compartida entre locales, y chinos, italianos, hispanos, negros, filipinos y otros inmigrantes del sudeste asiático. Llegados al hotel, la primera acción fue tomar con ansiedad una guía telefónica y buscar el nombre familiar de mi prima, pero ninguno de sus apellidos figuraban allí. ¿Me habrían dado mala información? Cuando la operadora de Información explicara que la familia Vianno mantenía su número telefónico privado, se hizo evidente que ella seleccionaba a quienes les permitía contactarse.

Edificio de la Municipalidad de Toronto

No podía regresar con la misión incumplida. Mas decidido que antes, me dirigí al destacamento policial del área, donde me confirman que algunos usuarios desean compartir su teléfono solo con algunas personas, y que si yo no era una de ellas, no me seria posible establecer contacto. Explicándole al oficial de turno mis intenciones y el camino andado para realizarlo, le pedí que llamara él mismo a la señora Vianno, y dándole mi identidad, le preguntara si querría recibirnos.

“Si señor”—me informó con una atenta sonrisa el policía canadiense—“su prima lo esta esperando, esta es la dirección…” dándome acto seguido instrucciones para llegar hasta el lugar.

Nuestro encuentro fue poco hablado, y por lo menos de mi parte, bastante emotivo. Desde ese momento, con Adela y su familia--en especial su hija Adelita y su esposo Jorge—desarrollamos una relación que desbordó el lazo familiar hacia ese nivel donde con lagrimas y risas residen la amistades perdurables.

Un "turco" mucho mas joven, con Adela en Toronto.


Ser encontrado…

De ella también sabía. Y también la había buscado y encontrado, pero sin lograr verla ni conocerla, ni siquiera saber su nombre. Su imagen ideal y trozos de una historia a la vez trágica y sublime, quedarían por casi 30 años latentes debajo de mi conciencia.

Los detalles de fecha y hora escapan mi memoria, pero puedo revivir la emoción del momento. Yo ya estaba en cama, tal vez mirando las noticias… con mi segunda—ahora también ex— durmiendo a mi lado, cuando comienza a sonar el teléfono…

Tampoco puedo recordar el dialogo exactamente, pero “siento” que fue algo como:

--Hola… ¿con la casa del Sr. Halac?

--¡¿Si…?!

--Soy Karina…

…e inmediatamente, como empujado por un súbito brote de adrenalina supe quien era!

--…soy la hija de tu hermano Carlos…

Como dije, no recuerdo esa nuestra primera conversación—y creo que no podré recordarla jamás—casi 30 años de historia se agolparon en mi cabeza traídos por esa dulce y adorable voz que me llegaba desde tan lejos…

Hicimos planes para conocernos, y eventualmente tuve la alegría de tenerla cerca mío en mi hogar, y abrazarla, y conocerla, enredarla con sus primos, y disfrutar su compañía, y escuchar su historia, y contar la mía…

Karina entró inmediatamente en ese iluminado recinto de nuestros sentimientos que llega hasta las raíces, junto a mis hijos. Ella nos trajo ese gran muchacho Alejandro—su esposo—, y hoy me esta dando la indescriptible felicidad de su afecto y de ver sus vidas extendiéndose hacia el futuro con la pequeña Catalina, como mis hijos han comenzado a hacerlo con el pequeño Eric.

Karina y Catalina.

Si lees esta nota Karina… “Please take notice: I love you!”

Es por estas dos experiencias entre otras que una vez dije que amistad incluye aquellas personas que se cruzan accidentalmente en nuestro andar, y también ese raro espécimen familiar que desborda los lazos de sangre y se abre como verdadero e incondicional amigo.

Esta no ha sido una nota fácil de escribir, espero que puedan disimular los defectos que pueda contener.

Un abrazo a todos,

Alberto

Thursday, July 12, 2007

La picazón del viajero (Parte 3 de 3)

(Parte 3 de 3)

Es un tipo muy particular de picazón… Salta una oferta de viaje en Internet, y se siente el cosquilleo en los pies, se cruza una foto de algún lugar exótico y el cosquilleo nos sube arañándonos las costillas… ¿Ha sentido alguno de ustedes la picazón del viajero?

Para mi gran sorpresa, cuando le comento a Cesar de mis deseos de tomarnos unas vacaciones en Italia y alrededores, él acepta encantado, eso también le daría la oportunidad de visitar sus dos hijas que al momento estaban en España, y reunirnos con nuestro antiguo camarada José Nelson Ru. Carpe diem… de repente, la oportunidad de vengarme de la cama turca se presentaba tentadora.

El plan incluía unos días en Italia, y otros en España. “Alberto” me escribe Cesar durante nuestra conversación de planeamiento, “como yo no hablo Inglés, me sentiría mas tranquilo si contratamos el tour con una empresa de habla hispana.”

Así fue que, comprendiendo su inquietud, cedí esa responsabilidad a mi viejo compañero. Nos encontraríamos en el Fumiccino, en Roma, y desde allí nos reuniríamos con el grupo del tour. Revisando el itinerario y detalles del viaje, yo imaginaba repetir esas caminatas matutinas alrededor del hotel, buscando un nuevo “torrefazione” donde saborear con mi buen amigo esos deliciosos cappuccinos romanos. ¡Que va! …el hotel asignado quedaba a 20 kilometros del centro romano!

Los otros sabrosos detalles de nuestro viaje los compartiré en un CD fotográfico que estoy preparando, pero como anticipo, puedo decirles que en la primera semana, cuando ya habíamos tomado confianza con la otra gente del grupo, la esposa—porteña--de uno de ellos se me arrima para preguntarme “Decime Alberto…¿De que se ríen tanto ustedes?” Nada es más elocuente que su pregunta para adivinar como pasamos esos gloriosos días.

Recorrimos el norte de Italia, terminando en Milán, desde donde volamos a Barcelona, y después de recorrer la ciudad llevados de la mano por Yanina, la adorable hija de Cesar, tomamos un tren que nos llevaría a Alicante. José, con su adquirida distinción española nos esperaba en la Estación Terminal.

Ya comenté en una nota anterior sobre la generosidad y cordialidad de José y Edith, aunque no quisiera que mis elogios provocaran una indeseable caravana de peregrinos golpeando sus puertas.

Mientras en Alicante, tuvimos el placer de conocer las súper simpáticas hermana y sobrina del “turco” Arabia, quienes nos alegraron con sus aventuras investigativas buscando familiares en el medio oriente. Entre risas, sonrisas y evocaciones de pasadas picardías juveniles, maquinaba la forma de vengarme de la cama turca, algo que las emociones del momento no fueron suficientes para obligarme a olvidar.

Hacia la hora que teníamos que retirarnos a dormir, ya la tenia clara: ¡Torturar a José con los ronquidos industriales de Cesar! Sencillo y barato.

La habitación de huéspedes tenia dos camas, con el espacio de una mesa de luz entre ellas. Lo único que necesitaba era convencer a José a que, “en honor a los viejos tiempos” se animara a tirar un colchón al suelo y dormir con nosotros…

A las tres de la madrugada todavía estábamos tratando de convencer a José para que nos acompañe en las horas de sueño, pero bicho como es, se resistió hasta que el cansancio nos obligo a desistir. Había fracasado. Pero regresaba con el placer de haber compartidos momentos que nunca me imagine.

Cesar… hagámoslo otra vez antes de “espichar”!

Recompensas inesperadas...

Un abrazo a todos,

Alberto

FIN

Entre Hombres y Mujeres

Así como marchan las notas en “PENDULIBRIO”, pareciera que la verdadera amistad es exclusivamente patrimonio de personas del mismo sexo, a nadie extraña que entre hombres el verdadero amigo sea otro hombre, y que entre mujeres sea otra mujer.

Para muchos, la idea de amistad entre hombre y mujer es encantadora, pero improbable, “inevitablemente”, dicen, “terminaran en una relación romántica.”

Por razones mas que obvias, no puedo opinar sobre lo piensa una mujer respecto a este tema, pero puedo opinar como hombre. Yo recuerdo mi adolescencia—y un poco más allá de ella—cuando la imposibilidad de amistad entre un hombre y una mujer era más que una convicción… era a veces un argumento hormonal para convencer alguna dama suspicaz que la relación “debía” encarrilarse en otra dirección de más inmediata y mensurable gratificación.

Si mis experiencias sirven de algo, creo haber confirmado que es cierto que las amistades entre hombre y mujer, inevitablemente “terminaran en una relación romántica.” Y también creo haber descubierto que las relaciones románticas son muy frágiles y condicionadas, mientras que las relaciones de amistad son duraderas e incondicionales.

A veces ocurre una de esas rarísimas relaciones en la que el enamoramiento y la amistad se entretejen y el ingrediente romántico llega por alguna razón a un final inesperado e involuntario… sin destruir la amistad. Confieso hoy guardar una de esas valiosas incondicionales pertenencias, sobreviviendo los silencios, los tiempos y las distancias, cuyo recuerdo reconforta en las horas grises de soledad e introspección. Te extraño.

Para ella, hoy es mi recuerdo, mi homenaje y mi agradecimiento.

Un abrazo,

Alberto

Wednesday, July 4, 2007

Si el pájaro es de buen aguero, sacate el sombrero!

(Parte 2 de 3)

Mi principal objetivo era recompensar los esfuerzos de estudio de mi hija Christine en forma comparable a la excursión por la península del Yucatán realizada con mi hijo unos años antes. También tenia otros objetivos personales que incluían visitar la tumba de uno de mis primeros héroes, Galileo, y confirmar que efectivamente el gran hombre había una vez existido; poder estrecharle en un abrazo a un antiguo compañero que no veía en mucho tiempo; y conocer personalmente a la amable Marisa. Me sentía como un … ¡SúperAlberto!

Cada día de nuestro viaje veía en los ojos de Christine como se iba cumpliendo mi principal objetivo. Después de confirmar con mis manos la pasada existencia del gran Galileo y recuperado de la extraordinaria contemplación del David, volvió con urgencia el llamado de mis otros objetivos, y con renovado entusiasmo emprendimos la marcha por tren hacia España a través del sur de Francia.

El cansancio y las distracciones nos volvieron descuidados y no pudimos aguantar el sueño. Cuando despertamos en la siguiente madrugada descubrimos que nos habían robado todos los bultos de mano, con cámaras de foto y videos, dinero, pasaportes, documentos… todo perdido. Me quedaba solamente la billetera en el bolsillo con suficiente dinero para pagar un taxi y mis tarjetas de crédito. Afortunadamente, ya teníamos las reservaciones de hotel y auto en Barcelona, y como buen SúperAlberto, decidí no permitir que los malhechores argelinos me robaran también la satisfacción de nuestro viaje. Recorrida la Barcelona y sus bellezas, continuamos viaje hacia Alicante, donde José (el Dr. Jose Nelson Ru Ceballos) y Edith ya nos estaban esperando.

Fue muy gratificante el encuentro con José y Edith, quienes nos recibieron con una cordialidad y generosidad abrumadora.

Jose, Edith, la "gallejita" y yo. Christine tomo la foto estrenando la camara nueva.

Antes de nuestra partida desde Washington, yo había contactado al gringo Picotto en Alemania, expresándole mi deseo que nos juntáramos con José, y quede con la impresión que se nos uniría. Lamentablemente, por razones que aun desconozco, el Gringo no pudo acudir a nuestra cita. Nuestra primera velada con la familia Ru es una de las memorias que me llenara de alegría cada vez que pase por algunos de esos ocasionales episodios de melancolía.

“Che Turco” me dice José, “vamos a poner a la “gallejita” (su simpática y bella nieta) a dormir con Edith, a Christine en esa habitación, nosotros dos dormiremos en la pieza de huéspedes, así hablamos macanas y recordamos viejos tiempos”. Yo encantado—y agradecido—acepte la proposición.

Lo que me llamó mas la atención fue la mirada atenta y una sonrisa a punto de convertirse en carcajada de José, como si estuviera esperando que ocurriera algo…Mientras conversábamos animadamente, me encontré luchando con la cama tratando de encontrar una posición confortable, pero tratando también de ocultar mi incomodad al amigo que me había recibido con tanto cariño y amabilidad. Como lo reconociera en una nota anterior, hay detalles y experiencias pasadas que se caen de nuestra memoria, y la risa de José me hacia sospechar que él sabia de algo que yo ya no recordaba...

No recuerdo en que momento nos dormimos, ni quien se durmió primero, lo que si recuerdo es despertar entumecido, con las piernas dobladas en posición fetal…

“Jajajajaja…. ¡¿No te diste cuenta Turco que te hice la cama turca?!”

Esforzándome en estirar las piernas, en ese momento me dije que algún día, ¡tomaría mi venganza! Y ese día llegaría con la ocasión que se presentó tiempo después, cuando realizamos ese fantástico viaje con César. Pero eso es material para el próximo capitulo de esta historia.

El tiempo con José y Edith pasó demasiado rápido, y con la preocupación de obtener nuevos pasaportes. En ruta hacia Madrid, pasamos por Murcia para conocer personalmente a Marisa, quien nos recibió con una cordialidad y atención solo superada por la de los amigos que dejábamos en Alicante.

Con los años y la distancia, perdí contacto con Marisa, pero no olvidare su gazpacho, su sonrisa, y ese acento murciano que hacia un deleite de la conversación. Donde te encuentres Marisa, que te alcancen mi recuerdo y mi agradecimiento.

En Madrid pudimos tramitar nuestros pasaportes y regresar satisfechos a nuestro hogar.

Abrazos a todos, y mi recuerdo muy especial para José y Edith!

Alberto

(Continuara…)


Monday, July 2, 2007

Si ves un pájaro en tu camino, hazte a un lado!

(parte 1 de 3)

Para mí, viajar y conocer lugares nuevos es mucho mas placentero si uno tiene alguien que lo espere, y mas intrigante si es una persona no conocida.

Después de mas de un año desde la graduación universitaria de mi hija, se me hacia difícil continuar postergando el viaje a Europa que le había prometido, así que esa tarde comencé a planificar nuestro viaje. El momento coincidía con mi descubrimiento de la Internet como instrumento para entablar relaciones con otras personas, y fue natural que emprendiera dos misiones al mismo tiempo por el mismo medio: itinerarios y alojamientos por un lado, y encontrar alguien a quien visitar por el otro.

Como ya había localizado a un amigo a quien pensaba visitar, me dedique a buscar otra persona en alguna otra ciudad por la que debíamos a pasar. Con timidez de principiante ingresé a una sala de Chat en España con el apodo de “diarrea”, como para llamar la atención rápidamente y atraer algún espíritu con sentido del humor que no fuera demasiado discriminatorio. Pronto me ví asediado con insultos, cargadas, pedidos de explicación e invitaciones a retirarme del foro. Mezclado en esa muda cacofonía internética se distinguía un mensaje que parecía tener un interés genuino en saber algo mas de mi, “Hola, soy Marisa, ¿desde donde escribes ‘diarrea’?”

Sorprendido por tal inesperado y cordial interés, casi sin pensarlo respondí “…ahora estoy aquí en la Isla de Pascua… solo y mas aburrido que petizo en un desfile…”

--“¡Pero hombre! ¿Que haces tu allí? … ¿y que quiere decir petizo’?”

¡Cling! Había hecho contacto… Temiendo romper ese tenue lazo intercontinental recién comenzado, creí conveniente seguir en la misma línea de conversación… ya habría tiempo en el futuro para poner las cosas en claro y decir la verdad…

--“Pues mira Marisa… Yo soy ballenólogo, es decir, estudio la vida sexual de las ballenas… ‘petizo’ es algo así como persona menuda…¿entiendes?

--“¡Oooohh que fascinante!” me responde Marisa interrumpiéndome… pero dándome mas razones para mantener la ficticia historia inicial…

--“…y debido a una situación estresante con familiares me encuentro ahora aquí… acompañado nada mas que con las ballenas, la gaviotas y la inescrutable mirada de estos gigantes de piedra que cuidan la isla.”

--“Oye ‘diarrea’, me da como que no se que llamarte por ese nombre… ¿No puedes cambiar de nick? Que os paso con vuestros familiares?”

--“Claro que si Marisa, llamame Albertico… Mira, yo era una persona gorda, muy gorda, cuando me trajeron aquí pesaba casi 500 kilos, mis parientes quisieron salvarme la vida y me trajeron acá colgando de un helicóptero. Para sacarme de la casa tuvieron que tirar abajo toda una pared. Hace seis meses que estoy aquí viendo gozar a las ballenas y ya he perdido mas de 300 kilos… ¿Qué te parece?”

--“¡No os creo!” respondió cortante mi nueva amistad. Mantuve al aliento… “No se puede perder tanto peso en tan poco tiempo”

Respire aliviado…

--“Fue una broma Marisa, ahora estoy ya mas o menos normal… un poquito gordito nomás…pero bastante presentable… ¡Si quieres te muestro!”

--“¿Y como lo harias Albertico?”

--“Pues me tomo un avión y voy a visitarte. Sabes, Como premio a mi esfuerzo me han regalado un viaje a Europa… podría pasar a visitarte… ¿Desde donde escribes tu?”

--“Yo vivo en Murcia... ¿De veras vendrías a visitarme?”

……………………………………

[Teléfono sonando…]

--“¡¿Diga?!”

--“¿Con el consultorio del Doctor Ru Ceballos?”

--“Si señor…”

--“Quiero hacerle una consulta al Dr. Ru”

--“¿Quiere hacer una cita?”

--“No, primero quiero hablar con el doctor… es importante”

[Murmullo de fondo… espera… el medidor de larga distancia corre…¿Vale la pena?]

--“Si, diga!” me dice de repente una voz que suena como un varón afeminado o como un maricón que se las tira de hombre.

--“Hola doctor… un paciente suyo que conocí en Madrid me dio su número, me dijo que usted podía ayudarme con un problema bucal que tengo…”

--“¿Usted es argentino?”

--“Si, y su paciente también… se llama Luis, ¿Lo recuerda? Estuvo de paso por Alicante y usted lo atendio muy bien…”

--“Mmmmm... No… No me acuerdo… ¿A usted que le pasa?”

--“Mire doctor, a mi me salio una muela en el paladar, y ahora que me estoy acostumbrando me esta saliendo una en la lengua… ¿Es normal eso? ¿Usted arregla esas cosas?”

Silencio…





El Dr. Jose Nelson Ru Ceballos pondera las ganacias.

(Continuara…)