Tuesday, October 31, 2023

Monday, October 16, 2023

Un Caso de Libro de Texto en Genocidio

Un caso de libro de texto en genocidio

        --por Raz Segal, Historiador Israeli residente en Estados Unidos, profesor asociado de estudios del Holocausto y genocidio en la Universidad de Stockton.  El Dr. Raz Segal tiene un Ph.D en Historia de la Universidad de Clark (el Centro Strassler de Estudios sobre Holocausto y el Genocidio). Es Profesor Asociado de Estudios del Holocausto y Genocidio y Profesor de Estudios del Genocidio Moderno en la Universidad de Stockton, donde también se desempeña como Director del programa de Maestría en Estudios del Holocausto y Genocidio. El Dr. Segal aborda en su trabajo los desafíos de explorar el Holocausto como parte integral de los procesos modernos de colapso imperial. Sus publicaciones incluyen Genocide in the Carpathians: War, Social Breakdown, y Mass Violence, 1914-1945.  Es además, editor invitado del número especial sobre Genocidio: Genocide: Mass Violence and Cultural Erasure. de Zmanim: un trimestral histórico. y profesor subvencionado para el estudio del genocidio moderno.


 

Israel ha sido explícito sobre lo que está llevando a cabo en Gaza. ¿Por qué el mundo no escucha?

 

EL VIERNES, Israel ordenó la evacuación de la población sitiada en el norte de Gaza hacia el sur, advirtiendo que pronto intensificaría allí su ataque. La orden ha dejado a más de un millón de personas, la mitad de ellos niños, bajo continuos ataques aéreos, intentando desesperadamente huir de un enclave amurallado sin destino seguro. Como escribió hoy la periodista palestina Ruwaida Kamal Amer desde Gaza, “los refugiados viniendo del norte ya están llegando a Khan Younis, donde los misiles nunca paran y nos estamos quedando sin alimentos, sin agua y sin energía electrica”. La ONU ha advertido que la huida de personas desde el norte de Gaza hacia el sur creará “consecuencias humanitarias devastadoras” y “transformará lo que ya es una tragedia en una situación calamitosa”. Durante la última semana, la violencia de Israel contra Gaza ha matado a más de 1.800 palestinos, herido a miles y desplazado a más de 400.000 dentro de Gaza. Y, sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometió hoy que lo que hemos visto es “sólo el comienzo”.

 

La campaña de Israel para desplazar a los habitantes de Gaza (y potencialmente expulsarlos por completo a Egipto) es otro capítulo más de la Nakba, en la que se estima que 750.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares durante la guerra de 1948 que condujo a la creación del Estado de Israel. Pero el ataque a Gaza también puede entenderse en otros términos: como un caso clásico de genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos. Digo esto como un estudioso del genocidio que ha pasado muchos años estudiando la violencia masiva israelí contra los palestinos. He escrito sobre el "colonialismo de asentamiento[i]"  y la supremacía judía en Israel, la distorsión del Holocausto para impulsar la industria armamentista israelí, la utilización de acusaciones de antisemitismo como arma para justificar la violencia israelí contra los palestinos y el régimen racista del apartheid israelí. Ahora, tras el ataque de Hamás el sábado y el asesinato en masa de más de 1.000 civiles israelíes, está sucediendo lo peor de lo peor.

 

Según el derecho internacional, el crimen de genocidio se define como “la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal”, como se señala en la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio declarada en diciembre de 1948. En su ataque asesino contra Gaza, Israel ha proclamado en voz alta esta intención. El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, lo declaró en términos muy claros el 9 de octubre: “Estamos imponiendo un asedio completo a Gaza. Sin electricidad, sin comida, sin agua, sin combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos en consecuencia”.  Los líderes occidentales reforzaron esta retórica racista al describir el asesinato en masa de civiles israelíes por parte de Hamás (un crimen de guerra según el derecho internacional que justificadamente provocó horror y conmoción en Israel y en todo el mundo) como “un acto de pura maldad”, en palabras de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, o como un acto que refleja una “maldad antigua”, en la terminología de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Este lenguaje deshumanizador está claramente calculado para justificar la destrucción a gran escala de vidas palestinas; la afirmación del “mal”, en su absolutismo, elude las distinciones entre los militantes de Hamás y los civiles de Gaza, y esquiva el contexto más amplio de la colonización y la ocupación.

 

La Convención sobre Genocidio de la ONU enumera cinco actos que entran dentro de su definición de genocidio. Israel está perpetrando actualmente tres de estos en Gaza: “1. Matar a miembros del grupo. 2. Provocar daños corporales o psíquicos graves a los miembros del grupo. 3. Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida destinadas a provocar su destrucción física total o parcial”. La Fuerza Aérea de Israel, según sus propias declaraciones, ha lanzado hasta ahora más de 6.000 bombas sobre Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo: casi tantas bombas como las que Estados Unidos arrojó sobre todo Afganistán durante el período sin precedentes de guerra contra el Talibán.  Human Rights Watch ha confirmado que entre las armas utilizadas se encontraban bombas de fósforo prendiendo fuego a cuerpos y edificios que no se extinguen al contacto con el agua. Esto demuestra claramente lo que Gallant quiere decir con “actuar en consecuencia”: no atacar a solamente militantes individuales de Hamás, como afirma Israel, sino desatar una violencia mortal contra los palestinos en Gaza “como tales”, en el lenguaje de la Convención sobre Genocidio de la ONU. Israel también ha intensificado su asedio de 16 años a Gaza (el más largo de la historia moderna, en clara violación del derecho humanitario internacional) hasta alcanzar un “asedio total”, en palabras de Gallant. Esta frase indica explícitamente un plan para llevar el asedio a su destino final: la destrucción sistemática de los palestinos y de la sociedad palestina en Gaza, matándolos de hambre, cortándoles el suministro de agua y bombardeando sus hospitales.

No son sólo los líderes de Israel quienes utilizan ese lenguaje. Un entrevistado en el Canal 14 pro-Netanyahu llamó a Israel a “convertir Gaza en Dresden”. El Canal 12, la estación de noticias más vista de Israel, publicó un informe sobre israelíes de izquierda que convocaban a “bailar en lo que solía ser Gaza”. Mientras tanto, los verbos genocidas (llamados a “borrar” y “aplastar” Gaza) se han vuelto omnipresentes en las redes sociales israelíes. En Tel Aviv, se vio una pancarta que decía “Cero habitantes de Gaza” colgando de un puente.

Por cierto, el ataque genocida de Israel contra Gaza es bastante explícito, abierto y desvergonzado. Los autores de genocidio no suelen expresar sus intenciones con tanta claridad, aunque hay excepciones. A principios del siglo XX, por ejemplo, los ocupantes coloniales alemanes perpetraron un genocidio en respuesta a un levantamiento de las poblaciones indígenas Herero y Nama en el suroeste de África. En 1904, el general Lothar von Trotha, el comandante militar alemán, emitió una “orden de exterminio”, justificada por el argumento de una “guerra racial”. En 1908, las autoridades alemanas habían asesinado a 10.000 Namas y habían logrado su objetivo declarado de “destruir a los Hereros”, matando a 65.000 hereros, el 80% de la población. Las órdenes de Gallant del 9 de octubre no fueron menos explícitas. El objetivo de Israel es destruir a los palestinos de Gaza. Y sin que nosotros quienes observamos en todo el mundo no cumplamos con nuestra responsabilidad de impedir que lo hagan.



[i]De mayor aceptación académica, en problema de Israel-Palestina es interpretado como una cuestión prioritariamente de “colonialismo de asentamiento”, inherente tanto al colonialismo de asentamiento como al apartheid. Estos dos marcos se entrelazan en el contexto palestino. A pesar del creciente reconocimiento y adopción del régimen del apartheid en Palestina, el contexto más amplio del colonialismo de asentamientos sionistas, que impulsa el desplazamiento y desposesión en marcha de las tierras del pueblo palestino, no ha recibido la misma atención que el anterior. Este artículo considera el significado de dominación en el contexto de las prohibiciones legales sobre el colonialismo y el apartheid. En particular, basándose en las contribuciones en el campo de los estudios coloniales de asentamientos, el artículo sitúa la dominación en el marco del colonialismo de asentamiento, considerando el papel de la racialización en la formación del estado colonial de asentamientos. Después examina el marco legal del apartheid, en particular su elemento central de dominación. Al hacerlo, el artículo se ocupa de la situación en Palestina, para desmitificar el significado de dominación como una cuestión de derecho internacional.

 


Sunday, October 15, 2023

Gaza

 


Haaretz | Opinión

Una invasión terrestre de Gaza es un desastre anunciado--por Gideon Levy para Haaretz

Israel está a punto de lanzar una catastrófica invasión terrestre de la Franja de Gaza--o ya la habrá lanzado cuando aparezca este artículo. Es probable que la invasión termine en un fiasco como nunca antes habían experimentado Israel y Gaza. También podría hacer que las imágenes procedentes de Gaza de los últimos días parezcan un comercial de TV.  Posiblemente, podríamos estar viendo una matanza masiva.

Podrían morir inútilmente un gran número de soldados israelíes. Los residentes de Gaza se enfrentarían a una segunda Nakba, cuyos primeros signos ya son evidentes sobre el terreno. Nadie saldría mejor que antes de estos horrores.

Hora tras hora, las imágenes de Gaza son cada vez más aterradoras. Los medios de comunicación israelíes, que se han alistado en la lucha, están traicionando su compromiso periodistico impidiendo que su audiencia vea todas las escenas. Se las arreglan con interminables y tediosas charlas de generales.

Pero el hecho de que Israel no esté mostrando lo que está sucediendo en Gaza no significa que la catástrofe no se esté desarrollando allí. El sábado pasado, más de un millón de personas, la mitad de las cuales son niños, huían para salvar sus vidas o en actos suicidas buscaban refugio en sus casas destrozadas.

Ancianos, mujeres, niños, discapacitados, enfermos huyen hacia el sur, a pie, sobre el capó de automóviles, en burros o en motocicletas, con sólo unas pocas pertenencias. La gente se dirige hacia su destrucción, y lo sabe.

No hay nadie en la enorme procesión que se dirige hacia el sur que crea encontrar su casa si pudiera en algún momento regresar. Nadie ha olvidado las escenas de la Nakba que vivió la generación anterior de sus familias hace 75 años. El sábado pasado, la tragedia en Gaza se parecía a la de Nagorno-Karabaj.

¿Adónde irán los palestinos de Gaza? ¿Dónde se esconderán? ¿Dónde encontrarán refugio? En el mar, tal vez. No hay electricidad, ni agua, ni medicinas, ni Internet.

Esta expulsión es un masivo castigo colectivo que presagia lo que está por venir. Israel está diciendo que el norte de la Franja de Gaza debe ser limpiado de Hamás, y luego se desplazará más hacia el sur. Luego se ordenará a dos millones de personas, o a las que queden con vida, que huyan ahora hacia el norte para limpiar el sur.

La misión se cumplirá. Las Fuerzas de Defensa de Israel tomarán nota de las muertes masivas causadas y afirmarán que la mayoría de ellas eran de Hamás. Cada adolescente será llamado miembro de Hamás. Pero esos más de 600 niños palestinos ya asesinados antes de la inminente invasión terrestre, esos no eran Hamás.

Israel saldrá victorioso. Gaza será arrasada. La red de túneles de Hamás quedara limpia. Las bestias humanas serán asesinadas. El hedor a muerte se elevará desde la Gaza para mezclarce con las escenas de quienes mueren de hambre y quienes están al borde de la muerte en los hospitales abrumados y carentes.

Y el mundo seguirá apoyando a Israel. Porque Israel fue atacado por la barbarie y no tuvo otra alternativa. Los rehenes israelíes podrían pagar el precio con sus vidas.

Y un nuevo día amanecerá sobre una Gaza en ruinas. ¿Y entonces qué? ¿Quién asumirá las riendas del gobierno allí? ¿Representantes de la Agencia Judía? ¿Los colaboradores de Gaza? ¿Y qué ganará Israel con eso? Y eso sin mencionar una guerra en múltiples frentes que también podría estallar y cambiar por completo el juego.

Israel se está embarcando en una operación militar que es peligrosa y sin perspectivas de beneficio.  Israel puede preguntarles a sus aliados en Washington qué ganaron con las guerras sin sentido emprendidas para lograr cambios de régimen en todo el mundo. Puede preguntarles acerca de cuántas personas fueron asesinadas innecesariamente y quiénes tomaron el poder mediante el poder estadounidense. Pero no necesitamos a Estados Unidos ni siquiera pensar en la catástrofe palestina para comprender que estamos en el umbral de un desastre histórico también para Israel.

Si esta misión se lleva a cabo e Israel pone la Franja de Gaza patas arriba para sus gobernantes y habitantes, la tragedia quedará grabada durante generaciones en la conciencia del mundo árabe, el mundo musulmán y el Tercer Mundo. Una segunda Nakba impediría que cientos de millones de personas en todo el mundo acepten a Israel. Podría haber algunos regímenes árabes que al principio actuarían con moderación, pero la opinión pública de sus países no permitiría que esa moderación continuara.

El precio lo pagaría Israel, y será más elevado de lo que Israel cree en este momento. Israel está a punto de embarcarse en una guerra catastrófica (o quizá ya lo haya hecho).

--Gideon Levy para Haaretz, Octubre 15, 2023