Monday, October 16, 2023

Un Caso de Libro de Texto en Genocidio

Un caso de libro de texto en genocidio

        --por Raz Segal, Historiador Israeli residente en Estados Unidos, profesor asociado de estudios del Holocausto y genocidio en la Universidad de Stockton.  El Dr. Raz Segal tiene un Ph.D en Historia de la Universidad de Clark (el Centro Strassler de Estudios sobre Holocausto y el Genocidio). Es Profesor Asociado de Estudios del Holocausto y Genocidio y Profesor de Estudios del Genocidio Moderno en la Universidad de Stockton, donde también se desempeña como Director del programa de Maestría en Estudios del Holocausto y Genocidio. El Dr. Segal aborda en su trabajo los desafíos de explorar el Holocausto como parte integral de los procesos modernos de colapso imperial. Sus publicaciones incluyen Genocide in the Carpathians: War, Social Breakdown, y Mass Violence, 1914-1945.  Es además, editor invitado del número especial sobre Genocidio: Genocide: Mass Violence and Cultural Erasure. de Zmanim: un trimestral histórico. y profesor subvencionado para el estudio del genocidio moderno.


 

Israel ha sido explícito sobre lo que está llevando a cabo en Gaza. ¿Por qué el mundo no escucha?

 

EL VIERNES, Israel ordenó la evacuación de la población sitiada en el norte de Gaza hacia el sur, advirtiendo que pronto intensificaría allí su ataque. La orden ha dejado a más de un millón de personas, la mitad de ellos niños, bajo continuos ataques aéreos, intentando desesperadamente huir de un enclave amurallado sin destino seguro. Como escribió hoy la periodista palestina Ruwaida Kamal Amer desde Gaza, “los refugiados viniendo del norte ya están llegando a Khan Younis, donde los misiles nunca paran y nos estamos quedando sin alimentos, sin agua y sin energía electrica”. La ONU ha advertido que la huida de personas desde el norte de Gaza hacia el sur creará “consecuencias humanitarias devastadoras” y “transformará lo que ya es una tragedia en una situación calamitosa”. Durante la última semana, la violencia de Israel contra Gaza ha matado a más de 1.800 palestinos, herido a miles y desplazado a más de 400.000 dentro de Gaza. Y, sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometió hoy que lo que hemos visto es “sólo el comienzo”.

 

La campaña de Israel para desplazar a los habitantes de Gaza (y potencialmente expulsarlos por completo a Egipto) es otro capítulo más de la Nakba, en la que se estima que 750.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares durante la guerra de 1948 que condujo a la creación del Estado de Israel. Pero el ataque a Gaza también puede entenderse en otros términos: como un caso clásico de genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos. Digo esto como un estudioso del genocidio que ha pasado muchos años estudiando la violencia masiva israelí contra los palestinos. He escrito sobre el "colonialismo de asentamiento[i]"  y la supremacía judía en Israel, la distorsión del Holocausto para impulsar la industria armamentista israelí, la utilización de acusaciones de antisemitismo como arma para justificar la violencia israelí contra los palestinos y el régimen racista del apartheid israelí. Ahora, tras el ataque de Hamás el sábado y el asesinato en masa de más de 1.000 civiles israelíes, está sucediendo lo peor de lo peor.

 

Según el derecho internacional, el crimen de genocidio se define como “la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal”, como se señala en la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio declarada en diciembre de 1948. En su ataque asesino contra Gaza, Israel ha proclamado en voz alta esta intención. El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, lo declaró en términos muy claros el 9 de octubre: “Estamos imponiendo un asedio completo a Gaza. Sin electricidad, sin comida, sin agua, sin combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos en consecuencia”.  Los líderes occidentales reforzaron esta retórica racista al describir el asesinato en masa de civiles israelíes por parte de Hamás (un crimen de guerra según el derecho internacional que justificadamente provocó horror y conmoción en Israel y en todo el mundo) como “un acto de pura maldad”, en palabras de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, o como un acto que refleja una “maldad antigua”, en la terminología de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Este lenguaje deshumanizador está claramente calculado para justificar la destrucción a gran escala de vidas palestinas; la afirmación del “mal”, en su absolutismo, elude las distinciones entre los militantes de Hamás y los civiles de Gaza, y esquiva el contexto más amplio de la colonización y la ocupación.

 

La Convención sobre Genocidio de la ONU enumera cinco actos que entran dentro de su definición de genocidio. Israel está perpetrando actualmente tres de estos en Gaza: “1. Matar a miembros del grupo. 2. Provocar daños corporales o psíquicos graves a los miembros del grupo. 3. Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida destinadas a provocar su destrucción física total o parcial”. La Fuerza Aérea de Israel, según sus propias declaraciones, ha lanzado hasta ahora más de 6.000 bombas sobre Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo: casi tantas bombas como las que Estados Unidos arrojó sobre todo Afganistán durante el período sin precedentes de guerra contra el Talibán.  Human Rights Watch ha confirmado que entre las armas utilizadas se encontraban bombas de fósforo prendiendo fuego a cuerpos y edificios que no se extinguen al contacto con el agua. Esto demuestra claramente lo que Gallant quiere decir con “actuar en consecuencia”: no atacar a solamente militantes individuales de Hamás, como afirma Israel, sino desatar una violencia mortal contra los palestinos en Gaza “como tales”, en el lenguaje de la Convención sobre Genocidio de la ONU. Israel también ha intensificado su asedio de 16 años a Gaza (el más largo de la historia moderna, en clara violación del derecho humanitario internacional) hasta alcanzar un “asedio total”, en palabras de Gallant. Esta frase indica explícitamente un plan para llevar el asedio a su destino final: la destrucción sistemática de los palestinos y de la sociedad palestina en Gaza, matándolos de hambre, cortándoles el suministro de agua y bombardeando sus hospitales.

No son sólo los líderes de Israel quienes utilizan ese lenguaje. Un entrevistado en el Canal 14 pro-Netanyahu llamó a Israel a “convertir Gaza en Dresden”. El Canal 12, la estación de noticias más vista de Israel, publicó un informe sobre israelíes de izquierda que convocaban a “bailar en lo que solía ser Gaza”. Mientras tanto, los verbos genocidas (llamados a “borrar” y “aplastar” Gaza) se han vuelto omnipresentes en las redes sociales israelíes. En Tel Aviv, se vio una pancarta que decía “Cero habitantes de Gaza” colgando de un puente.

Por cierto, el ataque genocida de Israel contra Gaza es bastante explícito, abierto y desvergonzado. Los autores de genocidio no suelen expresar sus intenciones con tanta claridad, aunque hay excepciones. A principios del siglo XX, por ejemplo, los ocupantes coloniales alemanes perpetraron un genocidio en respuesta a un levantamiento de las poblaciones indígenas Herero y Nama en el suroeste de África. En 1904, el general Lothar von Trotha, el comandante militar alemán, emitió una “orden de exterminio”, justificada por el argumento de una “guerra racial”. En 1908, las autoridades alemanas habían asesinado a 10.000 Namas y habían logrado su objetivo declarado de “destruir a los Hereros”, matando a 65.000 hereros, el 80% de la población. Las órdenes de Gallant del 9 de octubre no fueron menos explícitas. El objetivo de Israel es destruir a los palestinos de Gaza. Y sin que nosotros quienes observamos en todo el mundo no cumplamos con nuestra responsabilidad de impedir que lo hagan.



[i]De mayor aceptación académica, en problema de Israel-Palestina es interpretado como una cuestión prioritariamente de “colonialismo de asentamiento”, inherente tanto al colonialismo de asentamiento como al apartheid. Estos dos marcos se entrelazan en el contexto palestino. A pesar del creciente reconocimiento y adopción del régimen del apartheid en Palestina, el contexto más amplio del colonialismo de asentamientos sionistas, que impulsa el desplazamiento y desposesión en marcha de las tierras del pueblo palestino, no ha recibido la misma atención que el anterior. Este artículo considera el significado de dominación en el contexto de las prohibiciones legales sobre el colonialismo y el apartheid. En particular, basándose en las contribuciones en el campo de los estudios coloniales de asentamientos, el artículo sitúa la dominación en el marco del colonialismo de asentamiento, considerando el papel de la racialización en la formación del estado colonial de asentamientos. Después examina el marco legal del apartheid, en particular su elemento central de dominación. Al hacerlo, el artículo se ocupa de la situación en Palestina, para desmitificar el significado de dominación como una cuestión de derecho internacional.

 


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