Pendulibrio: Contrastes

Hasta no hace mucho tiempo atrás, no tuve—o no me permití—tomarme suficiente tiempo para inventariar mis bienes (algunas personas de inclinación mas religiosa llamaría estas cosas “bendiciones”) y detenerme a contemplarlos y disfrutarlos… De aquellas cosas que no habitan mi entorno inmediato, ustedes me las traen con sus mensajes: historias y cuentos que alegran el día; todas las expresiones del arte; viajes virtuales por un mundo cada vez mas pequeño; y la certeza de ser bienvenido donde cada uno de ustedes se encuentran. Y ocasionalmente, el grato anuncio de la visita física de algún viejo amigo, como una que acabo de recibir hoy. Este es un estado de cosas que bien podría considerarse como de modesta “felicidad”.

Lamentablemente, la felicidad tiene significado solamente en contraste con el infortunio, así como la luz tiene significado en contraste con la oscuridad, y el silencio con el bullicio.

No se como me invadieron estos pensamientos, pero intuyo que tienen algo que ver con lo que en contraste les da sentido. Mientras la tranquilidad envuelve mi entorno con las necesidades básicas satisfechas y mis afectos protegidos de peligros inminentes, otros seres menos afortunados no tienen siquiera la seguridad de vivir el día siguiente. Porque, al tiempo que disfruto de un paseo virtual por el Museo Hermitage (gracias Cabezón); o de la música de Canaletto (gracias Roberto); o de las reflexiones espirituales de Cesar (gracias Cesar); en otras partes las gentes se destrozan y destrozan sus enemigos arrastrando con ellos las vidas inocentes que aspiran solamente a vivir con un poco de paz.

Mis queridos amigos, ¿Me acompañarían ustedes escuchando “Hay Que Darle una Oportunidad a la Paz” deseando que algún día la paz y tranquilidad que nosotros gozamos sea parte del capital de toda la humanidad?

Gracias, un abrazo,

Alberto

Give Peace a Chance