Monday, October 13, 2008

…lo que importa no es lo que nos pasa…


Mi mejor “69” Parte 2 de 3

Fue un artículo en la revista U.S. News & World Report en su edición de Septiembre de este año el penúltimo estimulo para escribir estas notas sobre los cumpleaños de Octubre. El estímulo inmediato fue el recordatorio de mi inolvidable compañero, el “cabezón”.

El artículo “Los Mejores Lugares Para vivir en Jubilación” listaba la ciudad de Reston donde vivo, como una de las 10 mejores ciudades para vivir como jubilado.

Estos dos pequeños eventos, que pudieron pasar como muchos otros similares, me hizo detener y ponderar con alguna profundidad como es que llegué hasta aquí. Digo aquí, no solamente refiriéndome al punto geográfico, sino al punto existencial. No son pocas las veces que voy apagando todas las luces al final del día riéndome a carcajadas al recordar alguna picardía presente o pasada, de mi autoría o de otros.

¿Cómo es que paso de la vigilia al sueño con una sonrisa? ¿Cómo es que me encuentro camino a la ducha matutina silbando alguna melodía enraizada en mi memoria? ¿De donde me apareció esa desembarazada libertad para decir a cualquiera y en cualquier momento lo que siento y lo que pienso? ¿Cómo es que mis evocaciones de tiempos pasados me traen los mejores recuerdos en lugar de los peores?

Porque como casi todo el mundo, yo he tenido mi buena porción de pérdidas, fracasos, desilusiones, tristezas y dolores—tanto en mi cuerpo como en mi espíritu. Nací además en un hogar que apenas llegaba a modesto, con padres luchando para vencer la secuela de desempleo y empobrecimiento producidos por la Gran Depresión de los años 30. Y crecí en un barrio sin luces, con perros que nunca dormían y con calles de tierra que la lluvia convertía en ríos.

1939 vio el comienzo de una gran guerra. Los alemanes conquistaban Polonia; Hitler iniciaba la operación "Aktion T 4," ordenando la matanza “piadosa” de enfermos y discapacitados para eliminar “vidas que no valían la pena ser vividas”. Albert Einstein urgía al Presidente Franklin D. Roosevelt a desarrollar la bomba atómica dando el puntapié inicial al Proyecto Manhattan. Y New York hospedaba La Feria Mundial que convocaba las mas adelantadas tecnologías de entonces, entre las que una de ellas cambiaria para siempre nuestra forma de vivir: la televisión.
(¿Quién hubiera imaginado que en el mismo lugar, 25 años mas tarde, yo estaría entre los primeros testigos que veían las nuevas tecnologías de 1964 ser presentadas al mundo?)

Eso era allá lejos. En nuestra gran aldea, el arroyo de La Cañada se desbordaba de cauce mientras la ciudad se preparaba para hospedar a Manuel de Falla y sus recuerdos de la guerra fraticida española. Manuel y María del Carmen de Falla arriban al puerto de Buenos Aires el 18 de octubre de 1939, para establecerse en Alta Gracia en 1942.


Esos fueron tiempos de una preocupación que heredé de mis padres:
la vivienda propia, el tópico de debate del Primer Congreso Panamericano de la Vivienda Popular de Octubre de 1939.

No quiero decir que el tiempo que vivimos ahora este libre de preocupaciones, desastres, peligros o incertidumbres; la actual crisis económica mundial confirma que cada período tiene sus propios fracasos y sus propios triunfos. Lo que pretendo es reiterar una lección aprendida hace tiempo, que lo que importa no es lo que nos pasa, sino lo que nos queda.

Un abrazo,
Alberto
(sigue parte 3)

2 comments:

Anonymous said...

Hola,
Sí, es cierto. Aunque también importa lo que nos pasa. Porque parte ded eso es lo que nos queda. O más bien, como hace unos días citó Raúl Alfonsín a Norberto Bobbio con lo siguiente: "... tambiérn somos lo que decidimos recordar..."
Y a eso suscribo decididamente.

Pd Bien por el Maestro Baremboim.
Ariel

Albert said...

Si Ariel,
Exactamente, y gracias por ampliar clarificando lo que quise decir: lo que nos queda no viene de ninguna otra parte que no sea de lo que nos pasa. Y también de acuerdo en que uno es lo que quiere recordar; no hay experiencia por negativa que sea, que no nos deje un resto positivo. Queda a nuestra elección vivir recordando lo malo o lo bueno; eso es importante a mi juicio, poque es con esa eleccion que tenemos que dormir todas las noches.
Saludos,
Alberto