Durante años han estado acumulándose los encuentros e intercambios de ideas que me han recordado como, y con cuanta fuerza, las falsas creencias mantienen la gente desinformada sobre las realidades de este mundo, retardando su crecimiento y limitando sus libertades. Con el tiempo, descubrí, con no poca sorpresa, cuan frecuentemente la gente elige el confort en lugar de la verdad, y se rinde a los temores que acompañan la búsqueda de la verdad.
Así como el
camino hacia lo real y verdadero no es para nada confortable, sino mas bien
inquietante, muchas veces doloroso y siempre amenazador; una existencia
confortable está a menudo plagada de autoengaños, apatía, y limitaciones.
Si se quiere
conocer lo real y verdadero, uno debe estar dispuesto a cuestionar todo. Uno debe
estar preparado para abandonar la percepción superficial de como parece ser el
mundo, o de como se cree que debería ser, de lo contrario, nunca se podrá
crecer fuera de la zona de confort donde uno se encarcela voluntariamente.
Por supuesto, se
puede elegir la comodidad en lugar de la
verdad, pero entonces se deben ahogar los interrogantes del intelecto,
continuar haciendo lo que ha traído comodidad en el pasado, y creer cualquier
cosa que brinde bienestar, aunque sea una falsedad. Mucha gente vive feliz así, como tan
claramente lo expresara el poeta italiano Giacomo Leopardi: “La ignorancia es la mayor fuente de
felicidad.”
En las palabras
de Leopardi reverberan las de Giordano Bruno, quien dos siglos antes observó
que “La ignorancia es la madre de la felicidad”. Por su actitud frente a la ignorancia, este
fraile Dominicano y filosofo humanista, fue quemado en la hoguera por la
Inquisición. No se sabe con precisión
porque fue condenado, pero sospecho que su declaración “si no es verdad, está
muy bien inventado” (Se non è vero, è molto ben trovato) debe tener algo que
ver con su penoso final.
Todos, sin
excepción que se me ocurra, tenemos creencias. Algunas pueden ser desafiadas
sin esfuerzo y sin demasiado costo emocional; otras son tan sacrosantas que nos
inhiben de considerar analizarlas, por lo menos hasta que estemos preparados
para hacerlo. Cuando llegó mi tiempo con
la osadía para hacerlo, y comencé a mirar más críticamente todo lo creído sobre
la dinámica social, el dolor humano, y las creencias religiosas, mi vida tomó
un rumbo del que no pude regresar.
No todo el mundo
esta dispuesto a emprender ese viaje, y no hay nada malo en descansar al abrigo
de creencias falsas, todos lo hacemos en alguna medida. Pero solamente el tomar conciencia que eso es
lo que estamos haciendo, nos da la capacidad para tomar decisiones conscientemente.
Para quienes
deseen acompañarme, en las próximas
notas compartiré mi opinión sobre la dinámica social, el dolor humano, y las
creencias religiosas. Hasta entonces,
les dejo un ejemplo de felicidad por ignorancia. Espero lo disfruten.
Comentarios y
criticas son bienvenidas.
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