Ayer nació el bebé real, y pasada la frenética avalancha de noticias y comentarios, pensé en los contrastes de nuestra existencia y la falsa noción de nuestra perfección humana.
El bebé
real, hijo del príncipe Guillermo de Inglaterra
y Catherine Middleton, pesó 3,79 kilos, siendo el tercero en la línea de
sucesión de la corona británica.
Asistido por
Marcus Setchell, ex ginecólogo de la reina Isabel II, el niño nació en la sala
privada "Lindo", un ala privada del hospital St. Mary en Paddington,
al oeste de Londres, el mismo sitio donde Guillermo nació en 1982. Catalina
había sido internada esta madrugada, tal como estaba programado, para que diera
a luz al primer hijo de la pareja.
Catalina, que
tuvo que ser hospitalizada por sufrir nauseas agudas al principio del embarazo,
hizo su última aparición en público el 15 de junio en una ceremonia militar
para celebrar el cumpleaños oficial de la reina.
El 'bebé real'
británico fue recibido con la bulliciosa algarabía de sus futuros súbditos,
regalos y felicitaciones, y 41 salvas de cañón por la Real Artillería de
Caballería del Rey en Green Park. Con solamente dos días de vida y todavía sin
nombre, el pequeño heredero de la corona británica esta supuesto a generar 284 millones de euros en negocios de todo
tipo, como el de Hobbycraft que está promocionando entre los clientes más
jóvenes el envío de tarjetas al bebé, por 15 euros.
El 'bebé real'
británico fue uno de los 2.000 niños nacidos el mismo día en Gran Bretaña, donde uno
de cada cinco nace en la pobreza, y como cada niño en el resto del mundo nacido
en la pobreza, estará prácticamente encadenado de por vida a ella.
No mucho antes, en
otra noticia, en otro medio, en otro mundo, y sin celebración popular, una
madre daba luz a su hijo sobre el piso de su misérrima choza africana:
http://youtu.be/8XKrIeMRNAA
Y en la misma
forma, en otras partes del mundo miles de mujeres como Fazila de 17 años en Bangladesh: A Birth Story in a Bangladesh Slum
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