Hola amigos…
En unos minutos salgo para visitar mi hijo y mi nieto, pero sentí la compulsión de enviarles este mensaje antes de salir. Esta noche, únete conmigo a considerar si estamos usando bien el tiempo que nos queda.
Alberto
Hola amigos…
En unos minutos salgo para visitar mi hijo y mi nieto, pero sentí la compulsión de enviarles este mensaje antes de salir. Esta noche, únete conmigo a considerar si estamos usando bien el tiempo que nos queda.
Alberto
La celebración al amigo es mas antigua y universal de lo que creemos, disfruten este brindis de un pueblo lejano y poco conocido:
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Un abrazo,
Alberto
Me cuentan que la idea del Dia Internacional del Amigo fue ideado por el argentino Enrique Ernesto Febbraro, profesor de sicología, filosofía, y odontólogo, el 20 de julio de 1969 inspirado por la llegada del hombre a la Luna.
En conversación con el director de Prensa del Rotary Club, el Dr. Febbraro, enfatizaba : "Mi amigo es mi maestro, mi discípulo y mi condiscípulo. Él me enseña, yo le enseño. Ambos aprendemos y juntos vamos recorriendo el camino de la vida, creciendo. Sólo el que te ama te ayuda a crecer".
Felicidades mis amigos!
Alberto
Con la cordialidad que la situación exigía, y mientras nos mezclábamos entre los invitados con esbeltas copas de champagne balanceándose en las manos, fuimos progresivamente presentados a las figuras mas prominentes del evento.
--“Mucho gusto, Alberto Halac” contesté.
--“¿José Martí? Como el prócer cubano…” dije intentando proseguir la conversación. “Así que usted es de Córdoba…¿De que parte?”
--“¿Usted fue liceista?” me pregunto sin dejar que termine mi frase.
Con instintiva cautela confesé que si, efectivamente había sido cadete del Liceo Militar Gral Paz…
--“Yo soy hijo de José Martí, el profesor de música… ¡Pepe Napia! Mi papá siempre se acuerda de usted pero no en los mejores términos!”
…………………
Pobre Pepe Napia… se había ganado su apodo por la extraordinaria dimensión de su nariz que empujaba sobre su pipa con toda la dignidad que le era posible.
José Martí era nuestro profesor de música. Bueno… fue mas que eso, él se convirtió en epitome de la creativa perversidad de nuestros desbordes estudiantiles. En un episodio del que cada promoción querría haber sido protagonista, se había intentado convencerlo que fumar la pipa podía conducir a una temprana sordera—inaceptable final para un amante de la música como él. La campaña alcanzo su climax durante una de sus clases en el anfiteatro de música, donde todos nos pusimos de acuerdo para gesticular el canto sin emitir sonido alguno, y mantener la farsa hasta su inevitable final: La clase castigada.
En la edad de las ilusiones, sueños de estilista de automóviles en un mundo por conocer.
Preocupado por no verlo aparecer detrás mío, volví sobre la ruta ya transitada llegando al pueblito que terminábamos de cruzar, y a la vuelta de la primera esquina, bajo un frente de barro adornado con la leyenda “Confiteria” se apoyaba la familiar Siambretta cubierta de polvo.
Alberto
Cada uno habrá tejido y conservará una hilacha del tapiz de nuestra historia. Ellos son, parafraseando a Oscar Wilde, “los verdaderos amigos que no te clavarán el puñal por la espalda, sino por el pecho”.
¿Vos también te entretenés en esas meditaciones filosóficas?
¿Vos también ves la injustificada distancia entre lo que es y lo que debiera ser?
¿Vos también disfrutas del arte?
¿Vos también aprecias el valor de la familia?
¿Vos también consideras tan importante la educación?
¿Vos también haces todo lo posible por hacer lo correcto?
Visité a Roberto y su familia durante mi último viaje a Argentina, y con ellos pasé uno de los mas placidos días de mi estadía. Cada vez que salgo de mi casa, siento la presencia de Roberto que me saluda desde su pintura a mi izquierda—y la de Susana Bertoldi desde la suya a mi derecha.
Con la familia Cardozo: Carolina, Miri y Miriam. Roberto, detrás de la cámara, es controlado con la mirada atenta de su esposa.
¡Uppppsss! ¿Que pasó?
Alberto
Un abrazo.
Alberto.
Inicialmente te relacioné con mi médico de niños en la Sociedad Española de Socorros Mutuos: el Doctor Halac pero que vá...
From: amayaguillermoabel
To: alberto_halac
No puedo, por ignorancia, incorporar en tu blog ya que te enviaba un comentario. Un saludo y recuerdo.
Hola Guille,
mandame tu comentario por aquí, por mail, y yo lo pongo en el blog. Los comentarios me ayudan a seguir escribiendo.
Un abrazo,
Alberto
From:guillermo
Lo que hacia referencia es al hecho de la soledad que se debe sentir al emigrar y que además me hubiera gustado contar con recursos como para viajar y visitarlos. De todos modos por este medio me comunico con quienes son una parte muy importante de mi juventud. Un abrazo grande para todos mis camaradas
From: alberto
Te comprendo bien Guille, Gracias por tu comentarios y tus deseos.
Gracias a este medio, podemos en parte realizar lo que deseamos, y mantener palpitando esos retazos de nuestra juventud antes que se pierdan por completo.
Un abrazo.
Alberto
PS. Porque valoro tu comentario, y como te lo dije antes, publico en tu nombre este pequeño dialogo.
Ser encontrado…
Alberto
Para mi gran sorpresa, cuando le comento a Cesar de mis deseos de tomarnos unas vacaciones en Italia y alrededores, él acepta encantado, eso también le daría la oportunidad de visitar sus dos hijas que al momento estaban en España, y reunirnos con nuestro antiguo camarada José Nelson Ru. Carpe diem… de repente, la oportunidad de vengarme de la cama turca se presentaba tentadora.
Hacia la hora que teníamos que retirarnos a dormir, ya la tenia clara: ¡Torturar a José con los ronquidos industriales de Cesar! Sencillo y barato.
Alberto
FIN
Un abrazo,
Alberto
Mi principal objetivo era recompensar los esfuerzos de estudio de mi hija Christine en forma comparable a la excursión por la península del Yucatán realizada con mi hijo unos años antes. También tenia otros objetivos personales que incluían visitar la tumba de uno de mis primeros héroes, Galileo, y confirmar que efectivamente el gran hombre había una vez existido; poder estrecharle en un abrazo a un antiguo compañero que no veía en mucho tiempo; y conocer personalmente a la amable Marisa. Me sentía como un … ¡SúperAlberto!
Cada día de nuestro viaje veía en los ojos de Christine como se iba cumpliendo mi principal objetivo. Después de confirmar con mis manos la pasada existencia del gran Galileo y recuperado de la extraordinaria contemplación del David, volvió con urgencia el llamado de mis otros objetivos, y con renovado entusiasmo emprendimos la marcha por tren hacia España a través del sur de Francia.
El cansancio y las distracciones nos volvieron descuidados y no pudimos aguantar el sueño. Cuando despertamos en la siguiente madrugada descubrimos que nos habían robado todos los bultos de mano, con cámaras de foto y videos, dinero, pasaportes, documentos… todo perdido. Me quedaba solamente la billetera en el bolsillo con suficiente dinero para pagar un taxi y mis tarjetas de crédito. Afortunadamente, ya teníamos las reservaciones de hotel y auto en Barcelona, y como buen SúperAlberto, decidí no permitir que los malhechores argelinos me robaran también la satisfacción de nuestro viaje. Recorrida la Barcelona y sus bellezas, continuamos viaje hacia Alicante, donde José (el Dr. Jose Nelson Ru Ceballos) y Edith ya nos estaban esperando.
Fue muy gratificante el encuentro con José y Edith, quienes nos recibieron con una cordialidad y generosidad abrumadora.
Jose, Edith, la "gallejita" y yo. Christine tomo la foto estrenando la camara nueva.
Antes de nuestra partida desde Washington, yo había contactado al gringo Picotto en Alemania, expresándole mi deseo que nos juntáramos con José, y quede con la impresión que se nos uniría. Lamentablemente, por razones que aun desconozco, el Gringo no pudo acudir a nuestra cita. Nuestra primera velada con la familia Ru es una de las memorias que me llenara de alegría cada vez que pase por algunos de esos ocasionales episodios de melancolía.
“Che Turco” me dice José, “vamos a poner a la “gallejita” (su simpática y bella nieta) a dormir con Edith, a Christine en esa habitación, nosotros dos dormiremos en la pieza de huéspedes, así hablamos macanas y recordamos viejos tiempos”. Yo encantado—y agradecido—acepte la proposición.
Lo que me llamó mas la atención fue la mirada atenta y una sonrisa a punto de convertirse en carcajada de José, como si estuviera esperando que ocurriera algo…Mientras conversábamos animadamente, me encontré luchando con la cama tratando de encontrar una posición confortable, pero tratando también de ocultar mi incomodad al amigo que me había recibido con tanto cariño y amabilidad. Como lo reconociera en una nota anterior, hay detalles y experiencias pasadas que se caen de nuestra memoria, y la risa de José me hacia sospechar que él sabia de algo que yo ya no recordaba...
No recuerdo en que momento nos dormimos, ni quien se durmió primero, lo que si recuerdo es despertar entumecido, con las piernas dobladas en posición fetal…
“Jajajajaja…. ¡¿No te diste cuenta Turco que te hice la cama turca?!”
Esforzándome en estirar las piernas, en ese momento me dije que algún día, ¡tomaría mi venganza! Y ese día llegaría con la ocasión que se presentó tiempo después, cuando realizamos ese fantástico viaje con César. Pero eso es material para el próximo capitulo de esta historia.
El tiempo con José y Edith pasó demasiado rápido, y con la preocupación de obtener nuevos pasaportes. En ruta hacia Madrid, pasamos por Murcia para conocer personalmente a Marisa, quien nos recibió con una cordialidad y atención solo superada por la de los amigos que dejábamos en Alicante.
(Continuara…)
Después de mas de un año desde la graduación universitaria de mi hija, se me hacia difícil continuar postergando el viaje a Europa que le había prometido, así que esa tarde comencé a planificar nuestro viaje. El momento coincidía con mi descubrimiento de la Internet como instrumento para entablar relaciones con otras personas, y fue natural que emprendiera dos misiones al mismo tiempo por el mismo medio: itinerarios y alojamientos por un lado, y encontrar alguien a quien visitar por el otro.
Respire aliviado…
--“¿Con el consultorio del Doctor Ru Ceballos?”
--“Si señor…”
--“Quiero hacerle una consulta al Dr. Ru”
--“¿Quiere hacer una cita?”
--“No, primero quiero hablar con el doctor… es importante”
--“Hola doctor… un paciente suyo que conocí en Madrid me dio su número, me dijo que usted podía ayudarme con un problema bucal que tengo…”
--“¿Usted es argentino?”
--“Si, y su paciente también… se llama Luis, ¿Lo recuerda? Estuvo de paso por Alicante y usted lo atendio muy bien…”
--“Mmmmm... No… No me acuerdo… ¿A usted que le pasa?”
--“Mire doctor, a mi me salio una muela en el paladar, y ahora que me estoy acostumbrando me esta saliendo una en la lengua… ¿Es normal eso? ¿Usted arregla esas cosas?”
El Dr. Jose Nelson Ru Ceballos pondera las ganacias.
(Continuara…)